Wednesday, September 18, 2013

Canino malabarista en Guinness World Records 2014

A pesar de poder realizar estas grandes acrobacias es imprescindible que no se replique en circos con caninos u otros animales.

Ozzy, una cruza entre border collie y kelpie, vive en el Reino Unido, y puede cruzar una cuerda de 3,5 metros en apenas 18,22 segundos.

Este talentoso can nació en Anglesey, en el norte de Gales, pero ahora vive en Norwich con su dueño, Nick Johnson, un carpintero de 51 años. Nick, que no tiene experiencia formal en entrenamiento canino, dice que aprendió algunas técnicas por internet y que la clave del entrenamiento es “construir una relación y hacer el esfuerzo para entender a tu perro”.

Guinness World Records
El animalito, de cuatro años, fue adoptado en el Centro de Rescate Animales FAITH en Norfolk. Según su dueño: “Los padres de Nick son perros ovejeros en una granja, lleva en la sangre querer trabajar cerca de mí. Ozzy se pone contento cuando trabaja en los trucos que hacemos y los considera un juego. 

También practicamos solo cuando Ozzy está de humor, después de hacer todas sus cosas de perro, como olfatear y conocer a otros perros”.
Ambos incluso participaron del reality de concursos Britain’s Got Talent este año.


Guinness World Records
Sobre el récord, Nick dice: “Me llena de orgullo y me hace muy feliz que Ozzy y yo tengamos una amistad y una relación tan fuerte que podamos trabajar juntos en trucos y juegos que sean reconocidos por Guinness World Records”.

La mirada intersexual, El chico de oro


¿Como Hubiera sido tu vida si fueras un hermafrodita?

Alemania ha roto legislativamente las barreras ideológicas sobre la construcción de género: Desde noviembre, por primera vez en Europa no existirá solo el sexo masculino y femenino, sino también el indeterminado. La medida quiere evitar que los padres estén obligados a registrar un bebé bajo las casillas de hombre o mujer en aquellos casos en que su sexo sea ambiguo. En Alemania nacen al año 400 bebés intersexuales. Son personas hermafroditas, que desde 2006 se optó por definirlos como intersexuales.

El chico de oro (Bruguera) de la escritora Abigail Tarttelin (Grimsby, Reino Unido, 1987) sumerge al lector en la realidad de un intersexual adolescente. El protagonista Max Walker tiene 16 años y no puede definir su género. Nacido con partes íntimas femeninas y masculinas, adopta la identidad de un varón hasta que una violación sexual lo obliga a confrontarse con su ambigüedad. Para Max no todo es blanco o negro: Percibe pertenecer a ambos sexos, física y mentalmente. Pero en una sociedad que difícilmente acepta los matices, su estado lleva al aislamiento y a vivir con el peso de un secreto que aplasta y condiciona su vida social y familiar. Esta es la realidad de muchos intersexuales: “A raíz del hecho que las variantes de este fenómeno se dan en distintos grados y cada caso es único, es muy difícil hablar de su frecuencia y más difícil aún que ellos establezcan comunidades”, explica Tarttelin. Empero existen, y la autora insiste en las cifras: “Según la Intersex Society of North America, una de cada 2.000 personas es intersexual y uno cada 100 bebés nace con genitales ambiguos”.

Investigados los aspectos médicos de esta condición y encontrados testimonios directos en algunos blogs, Tarttelin ha madurado su propia opinión sobre la construcción de género: “Deberíamos buscar como desencasillar los estereotipos que hemos construido sobre nosotros y permitirnos la libertad de ser lo que sentimos que somos”. La escritora defiende las teorías queer que consideran las operaciones quirúrgicas una mutilación genital: “Es quitar al individuo la libertad de tomar su decisión”, reivindica.

En El chico de oro Tarttelin ha compaginado brillantemente sus talentos: Su pasado como actriz de teatro le ha permitido construir su narración a través de diferentes puntos de vista. Su trabajo como bloguera en el Huffington Post y como editora para Phoenix Magazine le ha munido de herramientas para desarrollar un estilo atractivo y fluido, que se ha comparado con las plumas de Jeffrey Euggenides, Lionel Shriver o John Irving. Con 25 años, la autora mete sus capacidades a servicio de unas realidades que muchos desconocen —o que muchos no quieren hablar, como las violaciones sexuales. Por eso ha decidido escribir en primera persona, desde el punto de vista subjetivo de la víctima, la escena del abuso sexual de Max. “No solo la violencia es el efecto de una violación, sino también el despojo de la autonomía y la pérdida de control sobre el propio cuerpo chocan a la víctima”, relata.

El chico de oro es una novela sobre el juego de las apariencias y los conceptos de normalidad; la noción de identidad y como ésta se construye a través de la mirada de los otros. Según la autora “Es miedo, vergüenza e ignorancia que llevan a Max a una posición de baja confianza para defenderse a sí mismo. Es a través de la búsqueda de su propia identidad que al final es valiente”.

El desarrollo de la historia se narra a través de seis protagonistas. La editora de la versión española del libro, Carol París, evidencia cómo esta técnica de múltiples narradores “hace situar también al lector en un estado de ambigüedad”. Por lo menos durante las 400 páginas del libro el lector se ve obligado a salir de sus restricciones conceptuales para comprender al protagonista. El reto es llevar este ejercicio a la realidad, para que personas como Max se sientan protegidas en una sociedad que, por primera vez en Europa, ha hecho un primer paso hacia la aceptación de los matices.

La NASA ofrece 12.000 dólares por permanecer acostado 70 días

La NASA ha comenzado a reclutar voluntarios para un experimento en el que los participantes deberán permanecer 70 días acostados en una cama, tras los cuales recibirán una gratificación de unos 12.000 dólares.



El objetivo de este ensayo es comprobar cómo las condiciones de microgravedad en las que viven los astronautas afectan al funcionamiento del sistema cardiovascular o a la fortaleza y tamaño de los huesos y músculos, indica la agencia espacial estadounidense.

Con este fin ya ha comenzado la primera fase de captación de voluntarios, a quienes les ofrecen un pago mensual de 5.000 dólares.

Los participantes del experimento deberán pasar 70 días acostados en una cama con los pies situados en una posición ligeramente superior a la cabeza, recreando las condiciones de microgravedad de los astronautas.

A pesar de la 'limitación espacial' los participantes podrán entre otras cosas, jugar a videojuegos, navegar por Internet, ver televisión, leer libros, recibir visitas e incluso ducharse en el mismo habitáculo.

Al terminar el experimento los voluntarios volverán a la vida normal tras una etapa de 14 días de recuperación, donde se adaptarán poco a poco a las tareas rutinarias diarias. Además, en todas las fases del estudio, los investigadores de la NASA comprobarán el estado del sistema circulatorio, muscular, óseo, cardiovascular y nervioso, además de descartar posibles problemas infecciosos o nutricionales.



Sunday, September 15, 2013

Expresidente Gaviria dijo. Soy un soldado del presidente Juan Manuel Santos


Al parecer, Satos a pesar de la mala racha a raíz de el paro agrario si se lanzara como candidato a la presidencia!
El expresidente lanza críticas a la Fundación Buen Gobierno y a quien la lidera, Vargas Lleras.

“Yo soy un soldado del presidente Santos y en el Partido Liberal vamos a trabajar por la recuperación de su imagen y por obtener su reelección”.
Con estas palabras, el expresidente César Gaviria les pone fin, en el siguiente reportaje, a las versiones sobre un supuesto malestar del exmandatario con el Jefe de Estado.
Gaviria hace además una enérgica defensa de la posición asumida por el presidente Santos frente al diferendo con Nicaragua. “Comparto con el presidente Santos que en estos momentos el fallo es inaplicable. Para buscar una solución, hay que encontrar un camino jurídico constitucional que hoy no existe. Será un camino largo por recorrer y que implica un buen grado de unidad nacional. El fallo de la Corte Internacional de Justicia fue evidentemente muy lesivo para los intereses de Colombia, y no va a ser fácil enderezar eso”.
¿El apoyo expuesto tanto por el expresidente Uribe como por el Polo Democrático no anticipa que es posible una gran unión nacional?
Sí, pero eso solo se podrá hacer cuando el Gobierno tenga una fórmula de carácter jurídico; en este momento no la hay. Y también, cuando exista una agenda de objetivos.
¿Cómo resumiría usted cuáles son las aspiraciones de Colombia?
Ese es un tema mayor. Tiene que ver con la unidad del archipiélago, el respeto a otros tratados que ha firmado Colombia, la reserva natural, los derechos de los pescadores, desechar la idea de la extensión de la plataforma continental de Nicaragua. Por ahora, con su posición, el Presidente interpretó al país, y yo creo que ese es el camino a seguir.
¿Cuál es su opinión sobre la demanda contra el Pacto de Bogotá presentada por el presidente Santos ante la Corte Constitucional?
Pues que definitivamente no vamos a seguir sometiéndonos a la jurisdicción de la Corte Internacional de La Haya, y yo creo que el Presidente tiene razón. El fallo nos impuso una delimitación a lo que no estábamos obligados, pero un día decidimos aceptarlo expresamente. La Corte Internacional no tiene una facultad propia para delimitar sin que los países, y en este caso Colombia, lo soliciten. No veo para qué vamos a seguir en esa jurisdicción.
¿Cree que Colombia debe implementar pronto el fallo o está de acuerdo con la teoría de que eso requiere muchos años de estudio?
Ese es un tema que tiene dos aspectos: uno, Colombia tiene que tomar esas decisiones en un clima más sereno, menos crispado en torno al fallo de la corte; dos, hay que definir cuáles son nuestros objetivos; tiene que estar claro el camino jurídico. Aún no lo tenemos, y no creo que este sea el momento para buscarlo.
Pero, concretamente, ¿qué es lo que no está claro?
El Presidente no puede decir simplemente “acato el fallo”. La Constitución no dice cómo se hace eso. No hay en la Constitución un camino que señale cómo cambiamos los límites del país sin un tratado internacional. Allí hay un vacío. No se prevén los arbitrajes o fallos. Y ahora hay otros objetivos que defender.
¿Cómo cuáles?
La unidad del archipiélago, que lo dejaron hecho pedazos.
Pero el Presidente anunció el establecimiento de lo que él llamó “zonas integradas” para salvar esa unidad.
Esa es una manera de buscar la unidad, pero no necesariamente es la definitiva; eso va a tener que quedar en un tratado. Por ahora, el Presidente procede bien emitiendo los decretos y dejando claro que Colombia aspira a que no le toquen la unidad del archipiélago.
El presidente Ortega ha dicho que Nicaragua está dispuesta a negociar inmediatamente un tratado con Colombia. ¿Cuál es su opinión?
Allí puede haber un camino, pero para eso los colombianos, y no me refiero solo al Gobierno, tienen que hacer una discusión clara. Incluidos los miembros de la asesora, que nos están asistiendo para tratar de ver cuáles son nuestros objetivos. Una salida solo se podrá concretar cuando nos pongamos de acuerdo en lo que es esencial, es decir, donde están los derechos de Colombia que son irrenunciables.
¿Es partidario de que todos los expresidentes, incluyendo a Uribe y a Pastrana, vayan a la asesora?
Ese es un tema de ellos. Pero no podemos seguir ahondando las diferencias que pueda haber con los presidentes Uribe o Pastrana, o con la excanciller Noemí Sanín. Tenemos que ver entre todos cuál es el camino a seguir y cuáles son las aspiraciones que tiene el país.
¿Usted no tiene claro cuál es el camino a seguir?
No, claro que no, ni el Presidente tampoco.
¿Ahora, sobre política nacional, cómo va el país?
En el país hay un malestar muy grande, no muy distinto del que se dio en Brasil contra el mundial de fútbol, o en Chile contra el sistema educativo, o en Francia por aumentar en 2 años la edad de jubilación, o los grandes incendios de los barrios de Londres, o las protestas de Turquía. En los países hay tensiones de distinta naturaleza y se dan oleadas de malestar, y hay que tener paciencia; la gente protesta y expresa su malestar, pero no tiene a la mano sus soluciones.
¿Pero, en general, cómo cree que va el Gobierno?
Colombia está en la cima de los países del mundo en materia de crecimiento hoy. Solo Panamá, Chile, Perú están creciendo en América Latina como Colombia. Entonces es difícil decir que el Gobierno es malo, o que todo es culpa del Gobierno. No. Hay cosas que algunos funcionarios no hacen bien; hay problemas en el funcionamiento de la economía, en el sector agropecuario. Pero yo creo que la clase dirigente de este país no se puede dejar emborrachar por argumentos extremistas. Tiene que serenarse y rodear al presidente Santos, más allá de la reelección, para no perder el rumbo ni el sentido de las proporciones. La solución no está en acceder a lo que todo el mundo pide. Una buena política no se hace de retazos. Los problemas que Colombia tiene no son por lo que hizo Santos, ni Uribe; los problemas que hay son por lo que hemos dejado de hacer desde hace muchos años.
Esta declaración suya contradice la versión callejera de que usted está muy molesto con el presidente Santos. ¿Es así?
Yo no estoy molesto con el Presidente. Estoy molesto porque se generaron situaciones indeseables y toda clase de versiones inverosímiles, que nadie contrarrestó, sobre qué había buscado el Presidente con el cambio de gabinete.
¿Situaciones indeseables e inverosímiles como qué?
Unas iban dirigidas a golpear a algunos partidos de la coalición. A eso no le veo utilidad, y eso es innecesariamente ofensivo.
¿Pero, como cuáles?
Hablemos de las más precisas: que yo había estado atajando el nombramiento del doctor Alfonso Gómez Méndez, por quien tengo gran admiración y de quien creo que ha debido ser el primer ministro de Justicia del presidente Santos. Esa era la persona que le hubiera ayudado a hacer una buena reforma de la justicia. Él es una persona muy independiente y creo que no es de nadie; él mismo dice que es y ha sido lopista toda la vida. Pero frente a las cosas que se dijeron, tanto la Presidencia como Alfonso pasaron callados, y entonces yo quedé con ese pecado, parece que insoluble ya. La gente de la W tiene razón en mantener su versión. Esta versión pudo surgir de una reunión reciente que salió en los medios de Alfonso Gómez con Germán Vargas, en la cual hicieron las paces, porque el doctor Vargas se había opuesto al nombramiento de Alfonso Gómez como ministro al crearse el ministerio.
Hubo otras versiones un poco denigrantes que decían que la única persona leal con el Gobierno es Germán Vargas Lleras, y nadie ni en el Gobierno ni en la Fundación Buen Gobierno ha desvirtuado eso. El propio doctor Vargas ha podido decir que él no creía que él sea la única persona leal al Presidente. El único que no era traicionero. Ese silencio implica concesión.
¿Pero el problema fue el nombramiento de los ministros?
No. En el Partido Liberal no hay ministros samperistas, ni gaviristas, solo liberales; el martes hubo una reunión de todos los parlamentarios con el director del partido: apoyaron a todos los ministros. Y al Presidente en su posición frente al fallo de La Haya. Entre otras cosas yo no me le meto al Presidente en la escogencia de colaboradores. Él lo sabe; yo nunca lo he llamado para que nombre a nadie o no nombre a alguien, o ‘desnombre’ a algún colaborador.
¿Entonces por qué hubo tanto ruido?
Le hicieron daño al Presidente con esas lecturas que parecen venir de miembros de la Fundación Buen Gobierno, que, como está hoy funcionando, no cumple ningún papel para ayudar a que la coalición se fortalezca. Parece haber más acciones de disociación que de unión. No sé cómo van a ayudar a guiar una campaña con un ambiente tan negativo como el que están creando.
¿Pero, entonces, concretamente qué fue lo que originó su malestar?
Es que hay por ahí la impresión de que en la Fundación Buen Gobierno hay dos planes: un plan A, que es reelegir a Santos, y un plan B, que es elegir a fulano de tal, si Santos no se presenta. ¡No! Qué pena, ¡no! El Partido Liberal está en la reelección del presidente Santos; no tiene un plan B. A ese plan B no nos van a llevar ni a palo ni a rejo. Ya estamos muy grandes para aceptar eso.
¿Es que realmente usted cree que hay un plan B?
Hay gente que cree en eso y están trabajando en función del plan B. ¡Nosotros no! Y no creo que los otros partidos de la coalición anden en eso.
¿Cree que el presidente Santos se va a presentar?
Estamos pasando por un mal momento, pero creo que el Presidente se va a recuperar y se va a presentar. Vamos a dar la batalla por que recupere su imagen y lo logremos reelegir. Él es un presidente bien estructurado. No recuerdo de ningún otro en décadas recientes tan bien preparado como el presidente Santos; es una persona serena, que no ha divido el país, que ha tratado de tomar buenas decisiones, aunque algunos colaboradores le han fallado en ese propósito. Él debe sacar el proceso de paz adelante.
¿Cree que el Partido Liberal irá unido al próximo congreso?
A pesar de todos los intentos que han hecho en estos días por crear discordia, la unión liberal está viva e iremos unidos; esperamos tener un congreso sereno cuyo principal objetivo será impulsar la candidatura del presidente Santos.
¿Como ve usted a Vargas Lleras?
El doctor Germán Vargas, como todo el mundo lo sabe, está dedicado a hacer sus listas y a inaugurar sus casas solito. Creo que eso lo está haciendo mejor que sus actuaciones en favor de la coalición que respalda al Presidente. La Fundación Buen Gobierno, a mi juicio, está empezando su tarea con el pie izquierdo, restando más que sumando.
¿Usted piensa regresar a la política activa para respaldar la reelección del presidente Santos?
No sé si me necesiten. Tengo claro que quiero defender al Gobierno.
¿Pero le han dicho hasta ‘traicionero’?…
Porque a veces digo lo que yo pienso. Son errores de los funcionarios; yo no veo que se le haga bien al Presidente simplemente con lisonjas y complacencia, diciendo que todo está bien. Voy a estar bajo la orientación de mi partido y prestándole al Presidente los servicios que él quiera que le preste en el momento en que decida lanzarse a la reelección. Yo soy su soldado.